Psicología de la obesidad: salud mental y estadística

La obesidad es una enfermedad crónica que afecta a miles de millones de personas en todo el mundo, y estudios recientes han […]

Psychology of Obesity: mental health and Statistics

La obesidad es una enfermedad crónica que afecta a miles de millones de personas en todo el mundo, y estudios recientes han demostrado que la psicología y la obesidad están más relacionadas de lo que pensamos. Los científicos han investigado los efectos de la salud mental en personas con sobrepeso, ya que la obesidad ha provocado una multitud de problemas de salud. Si bien las ramificaciones físicas de la obesidad son ampliamente reconocidas, a menudo se pasa por alto su impacto en la salud mental.

La obesidad se ha convertido en un problema urgente de salud pública en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS)[1], la tasa global de obesidad se ha triplicado desde 1975.

En 2020, más de 2 mil millones de adultos tenían sobrepeso, con 650 millones clasificados como obesos. Estas estadísticas muestran una situación significativa que demanda atención inmediata.

Obesidad y salud mental

La investigación demuestra consistentemente el profundo impacto de la obesidad en la salud mental. Los estudios han revelado que las personas con obesidad tienen un mayor riesgo de desarrollar diversos trastornos de salud mental, como depresión, ansiedad y trastornos alimentarios[2].

Varias revisiones exhaustivas han sugerido que entre el 20 % y el 60 % de las personas con obesidad, y en particular con obesidad extrema, padecen una enfermedad psiquiátrica. Profundicemos en algunas estadísticas pertinentes

Depresión y obesidad

Los pacientes con depresión ahora buscan apoyo nutricional, así como ayuda psicológica o psiquiátrica. En algunos casos, pueden cambiar su dieta para elegir los alimentos correctos y evitar ciertos ingredientes, pero esto nos lleva a preguntarnos cuál es la dieta correcta y cuál no. Por lo que hemos investigado, no existe una dieta correcta o incorrecta, pero sí hay algunos alimentos que se deben evitar para la depresión y ayudar con la obesidad.

Existe una fuerte correlación entre la depresión y la obesidad. Los estudios han demostrado que las personas con obesidad tienen aproximadamente un 55 % más de probabilidades de desarrollar depresión durante su vida en comparación con las personas de peso normal.

En adolescentes, el riesgo aumenta al 58 %[3]. Estos números son preocupantes y enfatizan la necesidad de intervenciones integrales de atención médica.

Ansiedad y obesidad

Según el Instituto Nacional de Salud Mental, los trastornos de ansiedad son la enfermedad mental más común en los Estados Unidos. Son 40 millones de adultos, el 18 % de la población, que luchan contra la ansiedad. La ansiedad y la depresión a menudo van de la mano, y aproximadamente la mitad de las personas con depresión también experimentan ansiedad[4].

Si bien la terapia, la medicación y las prácticas de cuidado personal son esenciales para controlar la ansiedad, a menudo pasamos por alto el impacto de nuestra dieta en nuestro bienestar mental para evitar la obesidad. Algunos investigadores han explorado la relación entre la ansiedad y los alimentos que comemos y cómo tomar decisiones conscientes puede contribuir a un estado mental más tranquilo y equilibrado, lo que incluye reducir las posibilidades de ser diagnosticado con obesidad.

Los trastornos de ansiedad son otro problema de salud mental asociado con la obesidad. Un estudio encontró que las personas obesas tienen casi el doble de probabilidades de desarrollar trastornos de ansiedad en comparación con sus contrapartes no obesas[5]. El aumento de la prevalencia de la ansiedad subraya aún más la importancia de abordar el impacto psicológico de la obesidad.

Efecto psicológico de los trastornos alimentarios y la obesidad

Si bien los trastornos alimentarios generalmente se asocian con un peso corporal bajo, también pueden afectar a las personas con obesidad; de hecho, la alimentación desordenada es común entre las personas con obesidad. Además, el trastorno por atracón (BED, por sus siglas en inglés) se observa comúnmente en personas que luchan con problemas de peso, y consiste en que el individuo consume una gran cantidad de alimentos en un breve período de tiempo (menos de 2 horas) sin control. Aproximadamente entre el 30 % y el 40 % de las personas que buscan un tratamiento para perder peso tienen BED[6]. Esta compleja relación entre la obesidad y los trastornos alimentarios destaca la importancia de un enfoque holístico de la salud mental.

Como vemos, la obesidad y los trastornos de salud mental a menudo existen en un círculo vicioso, lo que exacerba los efectos de cada uno. La angustia psicológica asociada con la obesidad puede conducir a comer emocionalmente y a mecanismos de afrontamiento poco saludables, lo que perpetúa el aumento de peso. Las consecuencias físicas y sociales de la obesidad, como la insatisfacción con la imagen corporal y el estigma del peso, pueden afectar significativamente el bienestar mental y el estado de ánimo de la persona con obesidad.

Por lo tanto, es fundamental destacar la obesidad infantil, ya que se ha convertido en una gran preocupación en todo el mundo, y sus implicaciones para la salud mental son tan alarmantes como la obesidad en adultos. Los niños y adolescentes obesos tienen más probabilidades de experimentar baja autoestima, aislamiento social y acoso. Estos desafíos psicológicos pueden persistir hasta la edad adulta, lo que agrava la carga general de la obesidad en la salud mental.

Implementar una alimentación consciente en el hogar y educar a los niños en la escuela puede tener un impacto significativo en las estadísticas, ya que la obesidad se ha convertido en una crisis de salud global que afecta a millones de personas en todo el mundo. Si bien las consecuencias físicas de la obesidad están bien documentadas, el impacto psicológico a menudo se subestima y se malinterpreta, hasta que aparecen estudios recientes.

Los efectos negativos de la obesidad no son solo físicos, ahora los efectos son visibles en la salud mental del individuo. Más allá de las luchas con el peso y los problemas de salud relacionados, los adultos con obesidad enfrentan una serie de desafíos psicológicos que pueden influir significativamente en su calidad de vida en esta sociedad moderna.

Algunas de estas situaciones pueden llevar al individuo a percibir estigma, aislamiento, insatisfacción con la imagen corporal actual, depresión y ansiedad.

  • Estigma y aislamiento social: las personas obesas a menudo experimentan una estigmatización y discriminación generalizadas basadas en el peso, lo que lleva a profundas consecuencias sociales y emocionales. Pueden enfrentarse a estereotipos negativos, prejuicios y burlas, lo que puede erosionar la autoestima, la autoestima y la imagen corporal[7]. Estas experiencias pueden conducir al aislamiento social, el retiro de las actividades sociales y un mayor riesgo de desarrollar trastornos de salud mental como la depresión y la ansiedad.
  • Insatisfacción con la imagen corporal: la insatisfacción con la imagen corporal prevalece entre las personas con obesidad. Los estándares de belleza inalcanzables de la sociedad y el bombardeo constante de mensajes de los medios que enfatizan la delgadez exacerban los sentimientos de insuficiencia y timidez. Esta insatisfacción puede dar como resultado una baja autoestima, una percepción negativa de la imagen corporal[8] y una mayor probabilidad de desarrollar trastornos alimentarios como el trastorno por atracón o el comer emocional.
  • Depresión y ansiedad: La obesidad y la salud mental, como mencionamos anteriormente, están extremadamente conectadas, siendo la depresión y la ansiedad comorbilidades comunes. La tensión psicológica de la obesidad, junto con los efectos fisiológicos, puede contribuir al desarrollo o exacerbación de estas condiciones de salud mental. Vivir con obesidad puede conducir a un círculo vicioso en el que la angustia emocional puede conducir a comer en exceso, aumentar de peso y deteriorar aún más el bienestar mental.
  • Afrontamiento emocional y autoestima: la comida puede servir como un mecanismo de afrontamiento emocional para las personas con obesidad. La alimentación emocional, impulsada por el estrés, el aburrimiento o las emociones negativas, se convierte en una estrategia de afrontamiento para aliviar temporalmente el malestar psicológico. Sin embargo, este patrón refuerza la dependencia de los alimentos para la regulación emocional, lo que a menudo mejora el ciclo de la obesidad. Como resultado, la autoestima y la autoeficacia se resienten, lo que exacerba aún más el impacto psicológico de la obesidad.
  • Reducción de la calidad de vida: según la Biblioteca Nacional de Medicina, la obesidad puede afectar significativamente la calidad de vida general de una persona[9]. Las limitaciones físicas que impone, como la movilidad reducida, el aumento de la fatiga y el dolor crónico, pueden restringir la participación en las actividades y pasatiempos diarios, lo que genera frustración y sentimientos de impotencia. Las interacciones sociales, las relaciones íntimas y las oportunidades profesionales también pueden verse afectadas, lo que disminuye la satisfacción y realización general de la vida.
  • Cumplimiento médico y desafíos del tratamiento: los factores psicológicos juegan un papel fundamental en el éxito de las intervenciones de control de peso. Los adultos obesos a menudo encuentran dificultades para adherirse a los planes de tratamiento debido a las barreras emocionales y psicológicas. Estos desafíos pueden incluir falta de motivación, comer emocionalmente, problemas de imagen corporal o intentos fallidos previos de perder peso. Abordar los aspectos psicológicos de la obesidad es vital para diseñar estrategias de tratamiento efectivas y brindar el apoyo necesario.

En conclusión, los efectos psicológicos de la obesidad en adultos se extienden mucho más allá de las implicaciones para la salud física, así como su origen, los factores únicos como la genética, el estilo de vida y las condiciones de salud, y las causas de la obesidad son particulares. La carga emocional, el estigma y el aislamiento social que experimentan las personas que viven con obesidad pueden ser difíciles, ya que afecta su bienestar mental, la autopercepción y el día a día en general.

Reconocer y abordar los desafíos psicológicos de la obesidad en el mundo actual es esencial para promover intervenciones holísticas y efectivas, fomentar un entorno de apoyo y reducir la carga para las personas que luchan contra esta compleja condición. Es crucial promover la empatía, la comprensión y los enfoques basados en la evidencia para ayudar a las personas a superar las barreras psicológicas asociadas con la obesidad y mejorar su bienestar general.

Abordar las implicaciones de la obesidad en la salud mental requiere un enfoque multifacético, que involucre a los profesionales de la salud, a los encargados de formular políticas y a la sociedad en su conjunto. Al comprender la magnitud del problema e implementar intervenciones integrales, podemos esforzarnos por mejorar el bienestar de las personas afectadas por la obesidad y fomentar un futuro más saludable para todos.

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Referencias

  • [1] “Obesity and overweight”. https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/obesity-and-overweight. (Accessed June 27, 2023).
  • [2, 5, 6, 8] Sarwer DB, Polonsky HM. The Psychosocial Burden of Obesity. Endocrinol Metab Clin North Am. 2016 Sep;45(3):677-88. doi: 10.1016/j.ecl.2016.04.016. PMID: 27519139; PMCID: PMC6052856.
  • [3] Blasco BV, García-Jiménez J, Bodoano I, Gutiérrez-Rojas L. Obesity and Depression: Its Prevalence and Influence as a Prognostic Factor: A Systematic Review. Psychiatry Investig. 2020 Aug;17(8):715-724. doi: 10.30773/pi.2020.0099. Epub 2020 Aug 12. PMID: 32777922; PMCID: PMC7449839.
  • [4] “Nutritional strategies to ease anxiety”. https://www.health.harvard.edu/blog/nutritional-strategies-to-ease-anxiety-201604139441. (Accessed June 27, 2023).
  • [7, 9] Puhl RM, Heuer CA. Obesity stigma: important considerations for public health. Am J Public Health. 2010 Jun;100(6):1019-28. doi: 10.2105/AJPH.2009.159491. Epub 2010 Jan 14. PMID: 20075322; PMCID: PMC2866597.