Una forma simple de medir la obesidad es obteniendo el índice de masa corporal (IMC), que se calcula al dividir el peso en kilogramos de una persona entre el cuadrado de la talla en metros.
Con este resultado se sabe que una persona con IMC igual o superior a 30 es considerada obesa, y otra con IMC entre 25 y 29 es considerada con sobrepeso.
Algunos de los síntomas que se pueden presentar por la obesidad son: insomnio, ronquidos, apnea del sueño, dolor en la espalda y en las articulaciones, sudoración excesiva, bochornos, urticaria e infecciones en los pliegues de la piel, sentirte sin aire después de hacer ejercicio leve, somnolencia durante el día y depresión.
Hay varias complicaciones médicas muy serias que se pueden presentar debido a la obesidad, tales como:
Hiperlipidemia (colesterol y/o triglicéridos elevados).
Cáncer en la matriz, cérvix, ovarios, mama, colon, recto y próstata.
Depresión.
Problemas en la vesícula biliar.
Problemas ginecológicos como infertilidad y periodos menstruales irregulares.
Problemas del corazón.
Presión arterial alta.
Síndrome metabólico.
Enfermedad del hígado no relacionada con el alcohol.
Osteoartritis.
Problemas de la piel como intertrigo y problemas de cicatrización.
Apnea del sueño.
Embolia.
Diabetes tipo II.
A todas las personas que nos estén viendo si se identifican con alguna de estas imagenes, no se tarden en pedir ayuda, siempre hay una solución para la obesidad
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